1. Concretar el uso que les vamos a dar
- En los llanos lo que nos van a beneficiar son unas ruedas de perfil, ya que las zonas llanas no presentan cambios de ritmo constantes. En estos casos debemos buscar que éstas sean capaces de mantener la inercia una vez aceleradas y que tengan características aerodinámicas.
- En montaña, por el contrario, sí se producen cambios de ritmo constantes con pendientes y descensos. Por tanto, es aconsejable una llanta lo más ligera posible, que nos permita acelerarla y frenarla con mayor agilidad gracias a generar menos inercia que una de perfil.
- Para los mixtos necesitaremos unas ruedas que nos proporcionen algo de beneficio aerodinámico, y que a la vez sean ligeras para que no nos penalicen en los cambios de ritmo de las zonas de montaña.
- En zonas con mucho viento lo ideal es un perfil bajo que nos dé mayor seguridad frente al viento cruzado.
- En las zonas con poco viento podemos optar por el perfil que mejor nos convenga.
- En el caso de zonas lluviosas actualmente son recomendables tanto las ruedas de carbono como las de aluminio. En los últimos años ha habido un gran avance con respecto a las pistas de frenado y el compuesto de las zapatas de estas primeras. La pista de frenado de carbono ofrece prácticamente la misma calidad que una de aluminio, y ambos materiales son lo suficientemente seguros.
No obstante, aunque hayamos establecido para cada situación el “producto ideal”, muchas veces tendremos que buscar un punto de encuentro entre ambas. En zonas llanas y con mucho viento no podremos llevar perfil, ya que éste nos va a penalizar más con él que el beneficio que nos pueda ofrecer de inercia.
2. Qué tipo de neumático queremos usar.
3. Tener muy en cuenta nuestras características físicas y las de nuestra bicicleta.
4. Filtrar según nuestro presupuesto y la estética que queramos.
En resumen, lo más importante para conseguir el mayor rendimiento es estar contento, seguro y cómodo con lo que se elija, por lo que al final va a ser una decisión personal de cada uno.
El mismo producto usado por distinta persona puede dar lugar a opiniones totalmente antagónicas sobre sus resultados. A una puede ofrecerle un rendimiento excepcional mientras que a la otra le puede penalizar completamente.
Nosotros siempre decimos: “No es que sea un mal producto, si no que probablemente no sea el producto adecuado”.
Por ello, lo recomendable es dejarse asesorar por un especialista que sepa analizar nuestras necesidades y ofrecernos el producto que mejor nos pueda satisfacer.